Una vez definidos los públicos a los cuales vamos a dirigir nuestro mensaje institucional, el paso siguiente suele presentar sus desafíos. Después de tener en claro “con quiénes vamos a conversar” debemos determinar “por dónde vamos a conversar”.
Esta decisión irá de la mano con el tono que elijamos para comunicarnos a través de estos canales. Es decir, el vocabulario que utilizaremos, las expresiones e incluso la incorporación de ciertos emojis que ayuden a orientar la intención del mensaje.
Al pensar en “canales de comunicación”, los primeros ítems que aparecen en el listado son: redes sociales, página web, servicios de mensajería móvil, avisos publicitarios y envío de correos electrónicos. Podríamos decir que son los medios clásicos en la actualidad. Es indiscutible la efectividad que brindan, siempre y cuando se plantee una estrategia adecuada, pero también es cuestionable si conviene limitarse solo a este listado.
Allí es donde se abre el debate: ¿Hay más canales de comunicación? Sí.
Pensar en otros canales de comunicación nos lleva a comprender que la organización puede generar espacios como eventos y/o capacitaciones que contribuyan con la experiencia de marca que buscamos generar en torno a las personas. Es decir, crear todo un “universo sensorial” que se vincule con lo que ofrecemos a clientes y potenciales clientes. Por supuesto que estas acciones deben ser consecuentes con el propósito, los valores y el rubro en el que se desempeña la empresa.
La presente reflexión es breve, pero tiene como objetivo analizar si a veces no somos un poco mezquinos al planificar nuestros canales de comunicación. ¿En cada uno tenemos claro lo que queremos decir? ¿Estamos generando espacios de interacción con los públicos? ¿Nuestro contenido es acorde a la lógica de consumo cultural de esa red social? ¿Conviene sumar más canales o conviene quitar algunos? ¿Podemos impulsar algún evento o capacitación que sea atractivo para las personas interesadas en lo que hacemos?
¡Cuántos interrogantes! Lo interesante es que estas preguntas te sirvan como hoja de ruta para pensar y repensar tus acciones de marca. ¿Te animás a contarme luego tus conclusiones? Para mí sería un placer leerte/escucharte.