Cada vez que en TikTok encuentro videos de locutores argentinos diciendo “seguro recordarás mi voz por los siguientes anuncios”, viajo inmediatamente a mi adolescencia. Cuando veía televisión con mayor frecuencia y le prestaba atención a las publicidades, para identificar de qué marcas eran y cuáles se habían lanzado a la tele recientemente.
En esos spots audiovisuales el locutor siempre tenía un papel protagónico. Aunque no le veíamos la cara, relacionábamos a su voz con la marca.
El lunes 25 de enero, cuarto lunes del mes, se celebró el Día del Community Manager. Entre los saludos y los mensajes recibidos a través de redes sociales, surgió una reflexión acerca de cómo la misma mutación del ecosistema de medios hizo que en la actualidad sean estas personas las encargadas de darle voz a las marcas.
El Community Manager genera contenido para redes sociales, establece objetivos medibles, calendariza las acciones de comunicación, gestiona la identidad de la marca, interactúa con los públicos, releva las tendencias del momento y evalúa las métricas de cada plataforma digital.
En esa labor cotidiana, la voz que antes era oral y estaba a cargo de los locutores, se convierte en texto. Una combinación de palabras y expresiones que son características de la marca, por sus valores y tradiciones comunicacionales. Esas características son propias de la identidad de una organización. Ese trabajo tan minucioso lo logra el Community Manager, coordinando acciones con el equipo que forma parte de la empresa para la cual trabaja.
TikTok y la mencionada efeméride me dieron una nueva excusa para reflexionar y analizar una nueva fortaleza que tiene esta función que cumplimos los comunicadores en el ámbito digital. El desafío es constante y se vuelve gratificante poder darle una voz única a cada marca.